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  • Foto del escritorMario Torres

Comencemos por el Principio

Actualizado: 9 feb 2018


Para comenzar por el principio, independiente si estamos iniciando un negocio o si ya tenemos una empresa consolidada, para poder sobrevivir debemos de tener muy claro el “por qué” se hacen las cosas, cuál es esa fuerza que hace que una empresa perdure en el tiempo y el cómo hacer que ese “por qué” responda a los cambios que nos da el entorno.


Ello no es posible si no nos sentamos a hacer un ejercicio práctico de Direccionamiento Estratégico, que en palabras más claras es sentarnos a pensar para dónde queremos ir y cómo llegaremos.


Para ello debemos: saber dónde estamos, definir para dónde vamos, identificar que debemos dejar de hacer, que debemos aprender a hacer, pero lo más importante es cuales proyectos se requieren para hacer realidad esos cambios en los procesos, cómo se van a hacer y cómo los medimos para verificar que se están logrando. “Planeación sin ejecución es un ejercicio sin sentido”


En términos generales existen dos enfoques en planeación: planear por la condición o planear por la ambición:


  • Cuando planeamos por la condición nos basamos en nuestras limitaciones, en aquellas restricciones tanto internas como externas que nos impiden avanzar, es la utilización del FODA de la manera más estricta posible. Se limita a mejorar sus capacidades, a mejorar la cadena de valor al interior de la compañía, a minimizar las restricciones internas

  • Cuando trabajamos por la ambición necesitamos dos puntos muy claros: a dónde queremos ir y dónde estamos hoy, los proyectos que se emprendan deben buscar como potenciar nuestras capacidades, no solo al interior de la organización sino a través de alianzas que nos permitan conformar redes de valor. Busca explotar las restricciones, independientes de si son internas o externas

Hace algunos años el enfoque suficiente era el primero: normalmente el mercado era casi estático, los ciclos de vida de los productos eran mucho más largos y los Usuarios eran atendidos por canales muy tradicionales, casi siempre físicos. Por lo tanto, lo que necesitaba la organización era aumentar sus capacidades internas para poder atender ese mercado

Sin embargo, estas condiciones han cambiado, estamos en los inicios de una nueva revolución industrial y tecnológica, lo que se ha llamado la transformación digital, en donde la mirada debe estar más afuera que adentro, en donde los modelos de negocio tradicionales están sufriendo verdaderas disrupciones apalancados en las nuevas tecnologías y los Usuarios se vuelven el verdadero centro de atención para poder cubrirles o generales necesidades.


Ahora se requiere una orientación real hacia las necesidades, preferencias y expectativas de los clientes y el aprovechamiento que las nuevas tecnologías para poder lograrlo; por lo tanto, la forma en que planeamos el futuro de las organizaciones debe reorientarse, volverse más dinámico, mas ágil a dar respuesta a los cambios del entorno, pero, sobre todo más creativo y atrevido.



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